La paz interior
Domar la voz siguiendo dos reglas
Seguí explorando, cada vez más, toda la dinámica de las historias que los seres humanos creamos. Lo que descubrí es que las historias tienen una voz: una voz muy alta, y sin embargo, sólo nosotros podemos oírla. Como ya he mencionado anteriormente, si quieres puedes llamarla pensamiento; yo la denomino la voz del conocimiento. Esa voz está siempre ahí. Nunca se detiene. Ni siquiera es real, pero la oímos. Por supuesto, puedes decir: “Bueno, soy yo. El que está hablando soy yo”. Pero si tú eres la voz que está hablando, entonces ¿quién está escuchando?
La voz del conocimiento también puede ser llamada el mentiroso que vive en tu cabeza. Un hermoso Árbol del Conocimiento vive en el interior de tu cabeza, ¿y adivinas de quién es el hogar? Del Príncipe de las Mentiras. Oh, sí, y éste es el problema, porque la voz del mentiroso habla en tu lenguaje, pero tu integridad, tu espíritu, la verdad, no tiene lenguaje. Senci-llamente conoces la verdad; la sientes. La voz de tu espíritu intenta emerger, pero la voz del mentiroso es más fuerte y capta tu atención casi todo el tiempo.
Escuchas la voz, y no sólo una voz, sino un mitote entero, que es como si mil voces estuvieran hablando a la vez. ¿Y qué te dicen esas voces? “Mírate. ¿Quién te crees que eres? Nunca lo conseguirás. No eres lo bastante listo. ¿Por qué debería intentarlo? Nadie me comprende. ¿Qué está haciendo él? ¿Qué está haciendo ella? ¿Qué ocurre si no me ama? Estoy tan solo. Nadie quiere estar conmigo. No le gusto realmente a nadie. Me pregunto si esas personas estarán hablando sobre mí. ¿Qué pensarán de mí? Mira toda la injusticia que hay en el mundo. ¿Cómo puedo ser feliz cuando hay millones de personas que se están muriendo de hambre”?
La voz del conocimiento te está diciendo lo que eres y lo que no eres. Siempre está intentando encontrarle un sentido a todas las cosas. Yo la denomino la voz del conocimiento porque te dice todo lo que sabes. Te dice cuál es tu punto de vista en una conversación que no tiene fin. Para mucha gente es incluso peor porque la voz no sólo está diciendo disparates, sino que además está juzgando y criticando. Está constantemente chismorreando en tu cabeza sobre ti y sobre la gente que te rodea.
Por lo general, esa voz está mintiendo porque es la voz de lo que has aprendido, y has aprendido muchas mentiras, principalmente sobre ti mismo. No puedes ver al mentiroso, pero escuchas su voz. La voz del conocimiento puede surgir de tu propia cabeza, o puede surgir de la gente que te rodea. Puede tratarse de tu propia opinión, o puede ser la opinión de otra persona, pero tu reacción emocional a esa voz te dice: “Estoy siendo maltratado”.
Cada vez que nos juzgamos a nosotros mismos, nos declaramos culpables de algo y nos castigamos, es porque la voz en nuestra cabeza nos está diciendo mentiras. Cada vez que tenemos un conflicto con nuestro padre, nuestra madre, nuestros hijos o la amada, es porque creemos en esas mentiras y ellos también las creen. Pero no es sólo eso. Cuando creemos en mentiras no podemos ver la verdad, de modo que hacemos miles de suposiciones y las tomamos como verdad.
Una de las grandes suposiciones que hacemos es que las mentiras en las que creemos son verdad. Por ejemplo, creemos que sabemos lo que somos. Cuando nos enfadamos decimos: “Oh, es que yo soy así”. Cuando estamos celosos: “Oh, es que yo soy así”. Cuando odiamos: “Oh, es que yo soy así”. Pero ¿es verdad? No estoy tan seguro de ello. Yo solía hacer la suposición de que era yo el que estaba hablando, que era yo el que decía todas aquellas cosas que no quería decir. Fue una gran sorpresa descubrir que no se trataba de mí sino de la manera que había aprendido a ser. Y la había practicado una y otra vez hasta llegar a dominar la actuación.
La voz que dice: “Yo soy así”, es la voz del conocimiento. Es la voz del mentiroso que vive en el Árbol del Conocimiento en tu cabeza. Los toltecas lo consi-deran una enfermedad mental que es altamente conta-giosa porque se transmite de un ser humano a otro a través del conocimiento. Los síntomas de la enfermedad son el miedo, el enfado, el odio, la tristeza, los celos, el conflicto y la separación entre los seres humanos. De nuevo, estas mentiras están controlando el sueño de nuestra vida. Me parece que resulta obvio.
Mi abuelo me lo dijo de la manera más sencilla: “Miguel, el conflicto reside entre la verdad y lo que no es verdad”, y esto no era nada nuevo. Hace dos mil años uno de los grandes maestros, al menos en mi historia, dijo: “Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”. ¿Libres de qué? De todas esas mentiras. En especial, del mentiroso que vive en tu cabeza y te habla sin parar. ¡Y lo llamamos pensamiento! Yo solía decirles a mis aprendices: “Sólo porque oigan una voz en su cabeza no significa que esté diciendo la verdad. Bien, no crean en esa voz y entonces no tendrá ningún poder sobre ustedes”.
Hay una película que ilustra de un modo muy bello este punto. Se titula Una mente maravillosa. Al principio pensé: “Oh, otra película de espías”, pero me interesé más cuando comprendí que el personaje principal es esquizofrénico. Se trata de un hombre brillante, un genio, pero ve a gente que no existe. Esta gente controla su vida porque él escucha su opinión y sigue cualquier cosa que le diga que debe hacer. Esta gente le miente, y escuchando lo que le dice, está arrui-nando su vida. Él no tiene ni idea de que estas personas son alucinaciones, hasta que su mujer lo ingresa en un hospital psiquiátrico, donde le diagnostican esquizofrenia y le dan una medicación. Las visiones desaparecen, pero la medicación tiene efectos secundarios y él decide dejar de tomarla. Sin ella vuelve a tener visiones y descubre que es verdad que nadie puede ver a la gente que él ve. Ahora tiene que hacer una elección: volver al hospital, perder a su mujer y aceptar que está mentalmente enfermo, o enfrentarse a las visiones y vencerlas.
Cuando finalmente se da cuenta de que las personas que él ve no son reales, toma una decisión muy inteligente. Dice: “No les prestaré atención. No creeré lo que me dicen”. El poder que las visiones tenían sobre él se pierde cuando deja de creer en ellas. Con esta con-ciencia halla la paz, y tras muchos años de no prestarles atención, las visiones apenas le hablan ya. Aun cuando todavía ve a estas personas, ellas no pierden el tiempo porque, de todos modos, él no las escucha.
Esta película es maravillosa porque demuestra que si no crees en la voz que está en tu cabeza, pierde el poder que tiene sobre ti, y entonces recuperas tu auten-ticidad. La voz en tu cabeza ni siquiera es real, pero está gobernando tu vida y es una tirana. Una vez que la voz capta tu atención, consigue que hagas cualquier cosa que quiera que hagas.
¿Cuántas veces esa voz te ha hecho decir “sí” cuando querías decir “no”? O al contrario: cuántas veces la voz te hizo decir “no” cuando querías decir “sí”. ¿Cuántas veces la voz te ha hecho dudar de lo que sientes en tu corazón? ¿Cuántas veces has perdido oportunidades de hacer lo que realmente quieres hacer en tu vida debido al miedo: un miedo que era la reacción de creer en la voz de tu cabeza? ¿Cuántas veces has roto con alguien a quien realmente amabas sólo porque la voz del conocimiento te dijo que lo hicieras? ¿Cuántas veces has intentado controlar a la gente que amas porque sigues esa voz? ¿Cuántas veces te has enfadado, te has puesto celoso, o has perdido el control y herido a la gente que realmente amas sólo por-que creíste en esa voz?
Puedes ver lo que has hecho por seguir las instrucciones de la voz del conocimiento: por seguir las mentiras. Esa voz te dice que hagas muchas cosas que van en contra de ti mismo, igual que las visiones que tenía el personaje de la película. La única diferencia entre tú y ese hombre es que tal vez tú no ves las visiones, pero oyes la voz. Resulta abrumador, nunca se detiene, ¡y afirmamos que estamos mentalmente cuerdos!
Es obvio que la voz del conocimiento es la historia que habla sola. Tan pronto como una idea capta tu atención, tu historia avanza en esa dirección. Entonces te lleva a cualquier parte y a todas partes, sin ninguna dirección. Cada idea se repite y hay tantas ideas compitiendo en tu mente para captar tu atención que la voz está cambiando de un momento al siguiente: ¡Pum pum, pum!
Yo comparo la voz del conocimiento con un caballo salvaje que te lleva adondequiera que desee ir. No tienes ningún control sobre ese caballo, pero si eres incapaz de detener el caballo, al menos puedes intentardomarlo. Yo les digo a mis aprendices: “Una vez que aprendas a domar al caballo, lo montarás, y entonces, el pensamiento se convierte en una herra-mienta que te lleva adonde tú quieres ir. Si no crees en esa voz, se va calmando cada vez más y te habla cada vez menos, hasta que deja de hacerlo”.
Si tienes que hablarte a ti mismo, entonces ¿por qué no hacerlo amistosamente? ¿Por qué no te dices cuán hermoso y maravilloso eres? De ese modo, al menos tienes a alguien con quien hablar cuando estás solo. Pero si la voz en tu cabeza es detestable y te maltrata, entonces no resulta nada divertido. Si esa voz te está diciendo mentiras, si te está comunicando por qué deberías estar avergonzado de ti mismo o por qué tu amada no te quiere, entonces es mejor estar en silencio.
Si no te gusta una persona, puedes alejarte de ella. Si no te gustas a ti mismo, no tienes escapatoria; estás contigo mismo adondequiera que vayas. Ésa es la razón por la que algunas personas intentan aturdirse tomando alcohol o drogas. O tal vez coman en exceso o apuesten su dinero a fin de olvidar con quién están. Esto no funciona, claro, porque el cuentista juzga todo lo que hacemos, y esto sólo conduce a una mayor vergüenza y un mayor autorrechazo.
Hace mucho tiempo que dejé de escuchar la voz del conocimiento. Recuerdo que solía salir afuera y decirme: “Oh, mira qué nubes más bellas, las flores, mmm, qué bien huelen”. ¡Como si yo no lo supiera! Ya no me invento historias para mí mismo. Sé lo que sé. ¿Por qué decirme lo que ya sé? ¿Acaso tiene sentido? No es más que un hábito. No pierdo mi tiempo y mi energía hablando conmigo mismo. Ya no tengo esa perpetua voz en la cabeza, y puedo asegurarte que es maravilloso.
No necesitas un diálogo interno; puedes saber sin pensar. El valor de cultivar una mente silenciosa ha sido conocido desde hace miles de años. En India, la gente utiliza la meditación y el canto de los mantras para detener el diálogo interior. Tener paz en tu cabeza es algo increíble. Imagínate que estás en un entorno en el que hay un sonido permanente: bzzzz, bzzzz, bzzzz. Llega un momento en el que ya no oyes ese ruido. Sabes que algo te está molestando, pero ya no adviertes lo que es. En el momento en el que el ruido se para, adviertes el silencio y sientes el alivio: “Ahhh . . .” Cuando, finalmente, la voz en tu cabeza deja de hablar, sientes algo parecido. Yo lo denomino paz interior.